domingo, 25 de septiembre de 2011

Isla Prisión Gorgona, un ecosistema de gran diversidad y riqueza marina.






La isla Gorgona, actualmente conocida como Parque Nacional Natural de Gorgona, fue durante unos 20 años la prisión donde eran enviados los criminales más peligrosos del país, razón por la que la llamaban el Alcatraz colombiano. Así mismo en esta prisión, los reclusos sufrieron de diferentes formas de castigo y tortura por parte de los guardias de la prisión. 


Gorgona posee una gran diversidad a nivel biológico, razón por la cual es considerada cómo la Isla Científica para científicos del país y otros lugares del mundo. En esta entrada se pretende destacar su riqueza marina principalmente.


En esta isla se encuentran dos de los arrecifes de coral más importantes y diversos del Pacifico colombiano, donde se encuentra una amplia variedad de peces que tienen como hábitat estos ecosistemas, de la misma manera es notoria una gran presencia de especies migratorias, como lo son las ballenas jorobadas o Yubartas, las cuales migran a lo largo de esta zona durante los meses comprendidos entre Julio a Septiembre. 


El ecosistema marino de Gorgona se caracteriza, como se mencionó anteriormente, por su abundante biodiversidad. En este bioma se pueden encontrar ballenas, delfines, marsopas, cachalotes, tiburones martillo, gusanos marinos, tortugas y una gran variedad de peces como el pez cirujano o Acanthurida, entre muchos otros.


Sabías que...


Se registran aproximadamente 336 especies diferentes de peces hasta el 2001, dentro del espacio o zona protegida, lo que quiere decir que existe una gran cantidad de especies que aún no han sido identificadas.












Nuestra experiencia:


 Así como la isla posee una gran diversidad marina, también posee una gran abundancia de especies a lo largo de su ecosistema terrestre de selva húmeda. 


Durante una de las caminatas que realizamos para llegar a las ruinas de la prisión un grupo de monos cara blanca (Cebus capucinus) comenzó a lanzarnos semillas y frutas desde los árboles con mucha fuerza. Era tal el dolor que sentíamos que lo único que podíamos hacer era correr y tratar de protegernos con nuestros morrales.



Bibliografía: